De (des)orden
En el mundo en la medida que exista el orden, existirá siempre el desorden. Entre el caos y la norma existe una armonía vibrante.
En física, el orden se manifiesta en patrones y estructuras regulares. En objetos sólidos como cristales o minerales se ven los átomos totalmente ordenados en redes tridimensionales lo que tiene como resultado propiedades físicas como la conductividad eléctrica y del calor. Mientras que el desorden se manifiesta en sistemas donde el desorden y el caos predominan. En gases vemos un sistema molecular caótico donde pareciera que cada partícula tiene una posición y velocidad aleatoria, y esta propiedad da como resultado la difusión y la entropía.
Entre estos dos mundos se encuentra la criticalidad, concepto que captura momentos en los que un sistema experimenta una transición entre ambos estados. Por ejemplo, en la transición del agua al hielo. Ese breve momento de transición y cambio conviven dos estados opuestos y finalmente reinará una nueva forma y condición distinta a la anterior.
Y este movimiento y transición, toma lugar en diversos organismos y destinatarios. Muchos de ellos con presencia de fractales, que son repeticiones en versiones más pequeñas y lo vemos desde conchas marinas, hojas de plantas hasta copos de nieves, son reflejo y repetición de sí mismos en un orden perfectamente sincronizado.
Sobre fractales y conductas en la vida diaria hay muchos libros. Solemos encontrar que nuestra vida, nuestra forma de vivirla y todo lo que nos rodea termina siendo una suerte de fractal de nosotros mismos. Por eso muchas veces, cuando todo va mal, se nos rompe el teléfono, el auto, la casa se comienza a ver mal mantenida, fallan y fallan cosas. Más allá de que podamos estar o no en desacuerdo con esta aseveración, creo interesante reflexionar sobre lo incómodo del caos, de lo que falla, el desorden.
Para una persona que suele ser ordenada, en casi todo, hay cosas donde dejo reinar al caos libremente, mientras en otras, me incomoda profundamente. Hasta ahora, dejaba el caos hacer de las suyas en mi closet. Mucha gente se ha sorprendido ver mi closet, pues no les termina cuadrando la persona que conocen con este pseudo psicópata del desorden escondido en el armario. He llegado a pensar que tengo un problema al respecto, pues muchas veces siento que no me representa, pero una parte de mi dice: “si, anda, déjalo, qué importa. ¿En dónde más puedes darte el privilegio de ser desordenada?” y así se fue desordenando sin freno por más de tres años.
Pero ¿cuándo me terminó de incomodar? Creo que esa transición física, en este caso del caos al orden, o del orden al caos, ocurrió cuando se me desordenó absolutamente todo en mi vida fuera del closet. Y creo que, en este caso, más, es más. La vida aguanta un solo rincón de caos, pero creo que no soporta cada espacio que tengamos.
A principios de años quedé sin trabajo, fue algo que me remeció y desordenó automáticamente mi sistema, mi ánimo, mis átomos y mis fractales comenzaron a ser reflejo de esto mismo. Fue un proceso de criticalidad, de no entender mucho cuál sería mi próximo estado y de tener la certeza que no volvería a ser la misma. Cada vez que abría el closet, éste me recordaba y reflejaba el caos que tenía en ese momento, se convirtió en mi fractal más fiel. Me incomodaba y lo evitaba. Pero no era consciente aún, de que siempre estuvo ahí, no era un tema de trabajo o no trabajo, de éxito o fracaso, era un caos que estaba ahí latente, escondido en el closet.
Tal como la serie de Netflix “Kaos”, me sentía así; cambiaba un orden que llevaba hasta entonces, aparentemente “ordenado”, luego con el cambio profundo entró a reinar el caos y un nuevo orden vendría a calmarlo todo:
"Una línea aparece, el orden perece, la familia cae y el caos prevalece". (Profecía en Kaos)
El tiempo finalmente lo cura todo como dicen. El tiempo necesita tiempo. Y pasaron meses hasta que tuve la claridad y energía para botar una enorme caja de mudanza que tenía en el pasillo de mi casa con cosas de mi antigua oficina. Casi empujada por una fuerza sobrenatural la tomé y la tiré, salvé ciertas cosas como cuadernos en blanco, marcos de fotos, pero tiré absolutamente todo. Y esto fue el tapón que saqué y detrás de él, salió todo. Comencé por el jardín, botando, desmalezando, volviendo a plantar, y ya era hora, tocaría el closet.
Un miércoles llegó Solange, Dra. Orden (aún no tiene Instagram pero tengo su contacto) a mi casa y junto a Verónica, entraron en mi mente y en mi corazón a través de mi closet. Pacientemente, con cuidado, limpiamos, ordenamos, sacamos el polvo, y me ayudaron a discriminar con qué quedarme y qué tirar o donar. En unas intensas 5 horas logramos ordenar todo. Jamás en mi vida había tenido un closet tan ordenado, tan inteligentemente ordenado. En caso de ordenar en el pasado, generalmente terminaba doblando la ropa y haciendo montoncitos, pero eso no sirve para mantener. Con los objetos precisos de orden, hacen que sea mucho más fácil y estético ordenar.
Mary Kondo, en su mejor época del orden, se apoderó de mí. Tal como dice, el ordenar es un reflejo de un orden interno:
“Cuando tu habitación está limpia y organizada, no te queda más opción que examinar tu estado interior. Puedes ver cualquier problema que hayas evitado y te enfrentas a él. Tan pronto como empiezas a organizar, te sientes obligado a reajustar tu vida. Como resultado, tu vida empieza a cambiar.”
Hoy soy fanática de objetos que hacen más fácil mantener el orden: tener un número limitados de colgadores de terciopelo (50 es mi número), canastos colgadores de Ikea en estante, cajas organizadoras y separadoras para ropa son claves.
Tras la seguidilla de orden, si lo vemos como fractal deberían anunciar la buena nueva. Y la verdad es que si, hoy siento rozar el nuevo estado, creo que fueron alrededor de 6 meses de criticalidad, de procesos confusos, de momentos tristes y alegres, de negatividad y optimismo, de no entender cómo se estaba acomodando mi vida. Hoy siento que vuelve a reinar un orden, uno nuevo y distinto, pero estoy segura, que siempre necesitaremos esa esquina, aunque sea un pequeño lugar, donde reine nuestro desorden, que esté latente para renovar luego nuestra vida y transformarla a otro estado superior y más sabio.
“El caso a menudo genera vida, cuando el orden genera hábito” – Henry Adams.
Mi querida Gaby! Que lindo escribes y se nota que es del corazón.
Me hace muy feliz que el trabajo que realiza la Dra Orden sea tal útil para un cambio positivo, tanto en lo psicológico como físico y cosmético en tu habitación, pues es uno de mis objetivos, por el cual, fui a especializarme a @The Home Academy en madrid España, esta academia justamente tiene un énfasis muy importante en lo psicológico que desarrollamos desde niños, en cómo nos relacionamos con el orden.
Te cuento tb que internamente me decidí en profesionalizar este antiguo Hobbie que realicé entre amigas durante más de 15 años,luego que el 22 de Enero 2024 al igual que tú luego de 10 años me despiden, ahí miré atrás y dije debo hacer lo que me gusta!!! que es ordenar, pero profesionalmente y el 28 enero 2024 empecé el curso de profesional Organizer, en mayo 2024 viaje a España y terminé el curso, me di cuenta que no existe un método de orden, como Marie Kondo vende su propio método , sino que existen millones de métodos , ya que hago un método (receta de Dra Orden) especial cada persona, estudio a cada persona con cariño .
Me sentí identificada con tu historia en relación con un nuevo comienzo o ciclo, por esta razón el 25 de enero 2025 que es mi juicio laboral empezaré mi Instagram de Dra Orden, pues será nuevo ciclo .
Gracias por tus palabras que confirman mi vocación y me indican que voy por buen camino.
Slds
Dra Orden.